En consecuencia, los niños no han tenido la oportunidad de desarrollar su expresión oral, suelen tener dificultades para expresar sus pensamientos, sus voces aun son tenidas en cuenta como una minoría, de maneta tal que sus facultades para interactuar con seguridad en "un mundo que cada día exige mayor claridad en la comunicación" son escasas. De acuerdo con Camps (1999) “Es común pensar que los niños no hablan en clase porque son tímidos o porque no dominan los elementos formales del lenguaje oral, también es cierto que los niños no hablan en espacios formales, en muchos casos, porque no tienen sobre qué platicar”. Dicho de otra manera, el espacio escolar representa una experiencia nueva, que el niño enfrenta con el recurso léxico aprendido en el ambiente del hogar y la familia comunitaria donde ha vivido; en consecuencia podemos afirmar que para hablar de algo, para participar oralmente en una conversación es necesario conocer aquello de lo que se habla, pero además es necesario propiciar las condiciones que permitan participar a los hablantes, en este caso particular, nos interesa aproximar a los niños hacia experiencias propias de sus entornos y generar las condiciones para que sus producciones orales y escritas sean válidadas en sus comunidades de manera que éstas prácticas se conviertan en experiencias que vinculen a los niños con sus comunidades como miembros activos, con voces que son escuchadas y con capacidades propósitivas y argumentativas alrededor de sus propias realidades.
Si continuamos cultivando en las escuelas los esquemas de enseñanza "tradicionales" para aprender a leer y escribir bajo el proceso decodificación, ésta seguirá siendo una tarea que tiene poca relación con lo que puede aprenderse en la vida cotidiana fuera y dentro de la escuela, por tanto debemos romper estos miedos en nuestros estudiantes y en nosotros mismos; solo de esta forma podremos desarrollar en ellos una voz propia que les permita sentirse seguros de lo que expresan en su escuela, hogar y comunidades. En nuestra secuencia didáctica "El encuentro entre la hormiga y el cangrejo" Una experiencia intercultural en torno al lenguaje, intentaremos hacer de esta situación pedagógica basada en una actividad propia de cada comunidad: recoger hormigas culonas y cangrejos azules, vinculada a un trabajo literario donde las fábulas y cuentos infantiles sean una herramienta fundamental para lograr una relación entre las vivencias de los niños y las recreaciones que proporciona la literatura. Se persigue que conforme avance esta propuesta, los niños puedan hablar más, leer más y escribir de manera espontánea y segura.
Martínez Jesús (2002) en su documento expresión oral señala “hablar es relacionarse, es intercambiar comunicación, compartir ideas y sentimientos, es intentar llegar a puntos de encuentro, es lograr que estos acuerdos delimiten los desencuentros a una situación en la que hay que tratar. Hablar implica necesariamente atender y mantener una actitud de escucha. En síntesis puede decirse que la expresión oral consiste en escuchar el lenguaje e integrarlo, (estar atento y receptivo a todos los signos que puedan ayudar e interpretar un mensaje)”, y qué mejor que hablar a nuestros estudiantes de sus animales exóticos y comestibles a través de fabulas o cuentos. O como muy acertadamente lo menciona Pérez ( 2009). “Cuando los niños comienzan a hablar en un grupo, descubren que sus palabras producen efectos, que su voz congrega las miradas de los otros. Así, a través de su voz el niño se descubre perteneciente a un grupo. En las voces de los otros descubre si es reconocido, valorado, ignorado, querido. Es en el terreno del lenguaje oral que el niño va descubriendo su lugar en la conversación, que es un lugar social. Ese efecto espejo tiene muchas implicaciones para la vida social: en mi voz me descubro miembro del colectivo, a la vez descubro que hay otros que, al igual que yo, tienen intereses, expectativas. Por tanto, la construcción de una voz social impone los límites del funcionamiento del grupo, fija los límites de mi voz y me exige reconocer las otras voces... ”
Al respecto Colombres, A. (1991; 130) señala: "La cultura de un pueblo no es algo que ya está hecho y que solo debe ser transmitido, sino algo que se hace y rehace todos los días. La cultura entonces puede considerarse como un proceso histórico acumulativo y selectivo pero sobre todo creativo, ya que es la creación donde siempre ha de ponerse el acento, pues, de lo contrario se va cayendo en una concepción anquilosada de cultura como si todo consistiera en decidir y hacer uso de un patrimonio inmutable” En este sentido, aprovecharemos la maravilla de la naturaleza (produccion hormigas y cangrejos) vinculada a cuentos y fábulas que les permitan recrear la vida de estos animales mediante el recurso literario, con la certeza de que este tipo de narraciones permitirán que los niños realicen representaciones escritas y gráficas según sus necesidades, que establezcan cercanía o distancia entre lo narrado en los cuentos o fábulas y su vida cotidiana, que comprendan para qué sirve el lenguaje y las posibilidades que abre tanto en la oralidad como en la escritura, que reflexionen e indaguen el mundo y que apropien conocimientos nuevos
Somos producto de un sistema socialmente establecido para la adquisición de la lectura y escritura como es la decodificación , acompañado del temor a cometer errores; ésto creó grandes limitaciones en nuestra expresión en todas su formas.
ResponderEliminarEs maravilloso ver cómo se está rompiendo y derrumbando esta estructura con prácticas tan sencillas pero tan significativas.
Dios quiera que continue este proceso y contagie a más y más compañeros docentes en todo lugar.
¡Felicitaciones compañeras!